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Educar a la sociedad, empezando por las familias: el reto de Chrysallis para ayudar a menores transe

  • Ignacio Pérez Díaz
  • 15 mar 2016
  • 4 Min. de lectura

La transexualidad o disforia de género no es un fenómeno contemporáneo. Se trata de una condición que ha existido siempre en todas las culturas y épocas. Si bien en el pasado permaneció oculta durante siglos, con el desarrollo de las democracias y los derechos sociales se ha hecho cada vez más visible gracias a la lucha y reivindicaciones del colectivo transexual. “La transexualidad es la condición por la que el sexo de una persona (su sexo sentido) no corresponde con el sexo que se le asignó al nacer” explica el sexólogo Aingeru Mayor.


En este sentido, Chrysallis (Asociación de Familias de Menores Transexuales) nació con el objetivo de ayudar a estas familias con documentación, información y contactos, para solucionar las dificultades que estos se pueden encontrar en su entorno familiar, educativo, social, sanitario y legal. Chrysallis es un sistema de liberalización para ellos, porque pueden compartir sus preocupaciones, dudas, miedos y dificultades, además de conocer que existe esperanza e ilusión para lograr los cambios que necesitan.


“Desde siempre decía que era una niña, pero no supimos oficialmente que era transexual hasta los 9 años. El momento clave fue cuando se molestó, tras una discusión en la que enfadada le dije a su abuela: «¡No lo trates como una niña, él es un niño!». Cuando mi hija me miró con cara de decepción supe que quien se estaba equivocando era yo”. De esta manera nos contaba la madre de una menor transexual de Las Palmas de Gran Canaria cómo descubrió que el sexo asignado a su hija al nacer no se correspondía con la identidad sexual sentida por la pequeña.


"Hemos encontrado en esta asociación otra familia"


La transexualidad en los niños es una condición compleja, en la que la falta de conocimiento o herramientas para abordar el tema puede generar dudas, miedos, malestar, etc. tanto para el menor como para su entorno familiar. Los miembros de Chrysallis son conscientes de esta realidad y de la ausencia de información a la que se enfrentan los padres cuando se dan cuenta de los sentimientos de sus hijos. Por este motivo, en 2014 se creó dicha asociación, para dar respuestas y asesoramiento a las familias en este ámbito. Lo que comenzó siendo un pequeño grupo de Facebook, creado por unos progenitores llenos de dudas, se ha acabado convirtiendo en una asociación estatal que posee delegaciones en distintas Comunidades Autónomas -Andalucía, Aragón, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Canarias; entre otras- y ha prestado apoyo e información a más de 250 familias. "Hemos encontrado en esta asociación a otra familia”, nos comenta una familia de las Palmas de Gran Canaria.


El objetivo de Chrysallis es “ofrecer un acompañamiento a las familias, cubriendo todos los ámbitos que consideren necesarios y ayudarlos a superar las dificultades o problemas que pueden ir surgiendo en el entorno familiar, educativo, social, sanitario y legal de los menores transexuales”, nos explica la Presidenta de Chrysallis Madrid, Saida García Casuso. Asimismo, la Asociación de Familias de Menores Transexuales pretende dar visibilidad a la transexualidad en la infancia y adolescencia y establecer “unos protocolos que recojan la identidad sexual de estas personas desde la despatologización completa y que se plasmen en textos legales que cubran esa realidad”, añade Saida.



La educación como pilar del cambio


Cuando a los familiares de niños transexuales se les pregunta qué cambios introducirían en la sociedad para mejorar la situación de estas personas, la respuesta siempre es la misma: educación, formar a la sociedad acerca de esta realidad. Entre todos ellos hay un consenso respecto a que la educación es el pilar fundamental sobre el que se sustenta todo lo demás, ya que determina lo que en una sociedad es normal y lo que se aleja de la “norma”, que no es más que un producto social de lo que se inculca en las escuelas y en los medios de comunicación. Como apunta Saida García, si uno recibe una educación en la que solamente se muestra a las personas morenas, le va a sorprender encontrarse a una persona rubia y lo más probable es que reaccione con rechazo ante lo desconocido. Lo mismo ocurre en el caso de personas transexuales, donde los libros de texto a menudo no recogen esta realidad, y esa es una de las principales reivindicaciones de Chrysallis. Muchos padres señalan que sus hijos se sienten discriminados porque en los temarios escolares, desde la primera infancia, se fija la idea de que todos los que tienen pene son niños y todas las que tienen vulva son niñas. Por tanto, es necesario que la sociedad, desde la base, abra los ojos ante la diversidad sexual y que no solamente se forme a los niños para que crezcan ya en el respeto y la tolerancia, sino también a los adultos, tarea que resulta a veces mucho más complicada.

En definitiva, el progreso social siempre ha venido de la mano de la educación, todos los logros de igualdad han partido de una educación de mayor calidad, basada en el respeto a la diversidad. Por tanto, hay que formar a la sociedad en todos los niveles, pues la educación en igualdad y la visibilización de estas personas harán que su vida cambie a mejor y que puedan desarrollarse plenamente en el ámbito personal y laboral.


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